jueves, 28 de junio de 2007

José Mª Amigo Zamorano: Ejemplos Ruborosos



Los ojos mas que las cabezas habían seguido el ir y venir de las modelos por la pasarela y sin querer, involuntariamente, se miraban.

Cerraron sus bocas al verse en los otros como en un espejo: Eran los vencedores escondiendo la podredumbre de sus fauces.

Las úlceras purulentas traicionaban las sonrisas de sus labios apretados. Esperaban impacientes: le tocaba el turno a la rojiza muñeca de uña de plastilina.

Mas que pintada se había embadurnado toda ella. Se miró en el espejo del camerino:

--Parezco un adefesio -dijo avergonzada sin poder contener su rabia.

Sonó el timbre y salió la garra encarnada a exhibirse. Fue muy aplaudida. Tenía que demostrar su fortaleza. Manifestación que era parte de su trabajo y, por qué no, de su ser interior.

Inició una uñarada brujeril a la dama gorda, y con cara amarillenta llena de verrugas como híspida cucurbitácea, que estaba situada en la primera fila.

Pero la señora le ganó por la mano hincándole las suyas llevando parte de la plastilina en ellas; y, no contenta con esto, le pegó un empujón a la muñeca que la tiró escaleras abajo rebotando en los peldaños de la escalinata, a carcajada limpiamente sucia, por parte de los expectantes vencedores, hasta quedar caída en posición vergonzosa.

La podre les caía de sus bocas abiertas salpicándose unos a otros. Se les cayó la vergüenza con el hilo de baba.

Sangró carmín la muñeca por el dedo fofo y hueco. Vuelta al camerino llorando dejó huella de su enfado clavando un feroz e impotente manchón de oropel sobre el diamante puro de sangre embadurnado. Era clara, nítida, la diferencia de color. Se le rompió el dedo en el intento y fue inmediatamente despedida.

--Te cae bien, por estúpida -descubrió enrojeciendo delante del espejo.

--Es el rosicler, oriflama que cabalga en el viento a lomos del gran teatro trágico y grotesco del mundo, un poderoso dios omnipresente, espejo y reflejo, al parecer, invencible... -continuó.

--¿Grandioso o mezquino? -alguien preguntó muy interesado:

--Nunca de aquellos que fueron carne ni pescado, "ni agradables a Dios, ni a sus contrarios esos que no estuvieron nunca vivos" -responde uno muy épico.

--Enrojece su faz con la envidiosa uña; o dulcifica su semblante riéndose del sanguinolento carmín de la muñeca -intervino el maestro.

--Fortalece o endurece su ser con el abismo o el espanto, con el atroz asesinato o la salvaje violación -especuló el rebelde, violentamente y con indisimuladas ganas de tener una bomba en sus manos y no de adorno.

--No esconde, cobarde, su agreste y ultriz naturaleza, invita con sencillez al movimiento para quebrar los espejos oscuros por donde asoma el asco y mellar o torcer los cuchillos en los que brilla el odio -fue el comentario final del objetivo; si bien, pensando, nada mas pronunciadas, que, quizás, las últimas palabras no fueran, mas que una solemne y hermosa bobada.

--Ejem: un pimpollo, si, pero estúpido.

Empero... ¿qué le iba hacer si ya las había pronunciado?...

CONCLUSIÓN

Hay que reconocer el rosicler del tiempo. Odio y uña, muñeca y asco, etcétera, son su elemento o príapo engendrador: (su primera materia procesada): indicio de su fina y firme distinción entre (es un ejemplo), por ejemplo: diamante y oropel, sangre y carmín.


Es un logro y hay que estar orgulloso del fruto conseguido.
Sea así hasta la muerte, amén.

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