miércoles, 19 de diciembre de 2007

Shelley: ADONAIS (elegía a la muerte de John Keats)

Cuál enjuagó los delicados miembros
desde la norma de estelar rocío
y embalsamó su cuerpo; cuál ceñía
a sus rizos espesos la anadema
como depositando una corona
engastada con perlas de su llanto;
cuál quebrantó las flechas, rompió el arco,
consciente del dolor que la oprimía,
atajando con pérdida más débil
la pérdida mayor amortuguando
el fuego agudo contra el rostro frío.

(adaptación de Altolaguirre)

martes, 11 de diciembre de 2007

José Mª Amigo Zamorano y el 'Album familar' de Urbano Blanco Cea

Los poetas del camino, los poetas andariegos, los romeros (León Felipe, Machado) ven al mundo con la mirada de alguien que quiere echar alguna vez el ancla. Tener un hogar confortable y sentarse junto al fuego del hogar, al abrigo del frío, con rechizos de leña encendidos, al tiempo que acarician a sus lebreles de caza que dormitan acunados por el fuego, por esa lumbre que chisporrotea, ahí cerca. Solo el espíritu inquieto le hace levantarse y proseguir su andadura. Es un mundo visto desde fuera al que las gentes invitan, en un rasgo de hospitalidad, a entrar en la casa.

Allí contemplan el dolor de los hijos por la muerte de sus progenitores. Ven sus arrugadas frentes oscurecidas por la tristeza del ser amado que se ha ido para no volver jamás. El llanto corre de estancia en estancia. Se fue "la fortaleza de la madre" y "la mansedumbre del padre". El fuego también es testigo del dolor. Y testigo de las condolencias de los amigos y vecinos que, a ambos lados del pasillo, se alinean apoyadas las espaldas contra la pared.

En su poemarío 'El Alijar jara en flor', libro de poemas de Urbano Blanco Cea, que ya hemos comentado en otras ocasiones, hay una parte que rotula con el título 'Reunidos junto al fuego (del album familiar)' comienza narrando su dolor en el poema 'Padre contrito' en el que dice: "Miera de hiel incandescente/se desliza corrosiva por mis venas".

Como los poetas romeros (no de romerías) Urbano Blanco Cea regresa de cuando en cuando a la vieja heredad, recuerda el fuego que concita y reune a las familias en momentos transcendentes, y la muerte es uno de ellos; más el fuego es más multilateral, siendo, por ejemplo, testigo de la llegada del abuelo, de la madre, del hermano, del hijo: "Has llegado y parece que se han abierto los postigos" a la alegría, a la risa...

Es lo que él llama "un hogar tranquilo, una casa sencilla"; todo ello recuerdo de los familiares como un bálsamo: "El amor que sabe a luz". Y ante eso el fuego estalla en risas, avivándose y chisporroteando. Podemos decir, como Urbano: "Yo sé bien que tu vida es poesíaU un poema logrado verso a beso". "Tu tienes el poder de abrir el aire". Tanto que hasta sabe que "los mayores solo quieren/que alguien les escuche". Y, escuchando, aprender que la vida es lucha.

Los sentimientos se expresan con más claridad en esa intimidad que proporciona una reunión en torno al fuego del hogar. Y aquella mujer, anciana, al que todos escucharon, lo dijo también a la vera del fuego, con claridad meridiana, para que nadie crea que todo es de color de rosas: Mira mis manos, "son manos de bondad, pero por ellos (por mis hijos) dispuestas a luchar, no sé que harían". Y "llegaba el silencio". Los poetas del camino se levantan. Han visto y han oído. Saludan a Urbano Blanco Cea y prosiguen su camino. "Nihil novum sub sole".

sábado, 8 de diciembre de 2007

Blancho Chivite reseña 'La década oscura'

Reseña:
Título: La década oscura (1940-1950)
Autor: Luis Garrido
Editorial: VOSA
Ciudad: Madrid
Año: 1994
(donado por el Ayuntamiento de Las Navas a su biblioteca pública)

La 'Década oscura' comienza en Las Navas del Marqués y nos habla del tiempo y el lugar en el que aconteció su origen –el de Luis Garrido, su autor- su nacimiento al trabajo, a los libros y a la escritura: la España de 1940 a 1950. E incluso, antes, cuando Genaro, el ganadero de Las Navas, encuentra ‘caminando por la carretera a un mozalbete que huye de los borregos’. Son recuerdos grises tirando en demasiadas ocasiones a negros, matizados por el ansia de vida y saber de un muchacho dedicado desde los trece años a ganarse los garbanzos y aprender por el viejo método de ‘compóntelas como puedas’.
La vida de Luis Garrido ha sido trabajo, duro trabajo, escritura y libros. Libros en el más amplio y completo sentido de la palabra: los ha escrito, editado, vendido… Librero desde hace muchos años, lo sabe casi todo del mundo del libro.
Pero, sobre todo, es escritor. Su obra ha sido juzgada, criticada, justamente elogiada y reconocida en cada nueva entrega. Sus novelas y libros autobiográficos se sitúan en la gran tradición novelística española que va desde Cervantes y la picaresca a Galdós, Baroja y a los grandes narradores de fondo de hoy día.
Allí, en la calle Hermosilla, de Madrid, tiene su librería Luis GARRIDO. Madrugador e inquieto, se ha hecho, durante años, sus diez o doce folios diarios. Allí fue destilando los recuerdos de ‘La década oscura’, ‘aquella época’ ominosa, fatal, triste, de gris y de sangre…
‘Era una época difícil… solo con que alguien pareciese policía te echabas a temblar…’.
Si se cantaba era ‘porque cantar siempre ayuda a pasar calamidades’. Tiempos en que ni Caperucita ni los pimientos podían ser rojos, sino ‘colorados’; en los que se apreciaba un número capicúa en el billete del tranvía porque… ‘la única esperanza de mejora para la gente era la suerte y un capicúa se tomaba como símbolo de un afortunado presagio’.
De ‘aquella época’, de aquellos trabajos, de aquellos temores –‘ten cuidado, hijo, ya ves lo que la ha pasado a tu padre’- de aquellos silencios a hierro y fusil, de aquellos sudores anónimos, ha extraído Luis Garrido este libro. Nos cuenta su vida, sólo eso, nada menos que eso, y lo cuenta bien, construyendo cuidadosamente, línea a línea, un fresco traspasado de sangre, carne y hueso, voces, risas…
En la ‘Década oscura’ están los menos importantes, aquellos de quienes nadie habla a no ser, de tarde en tarde, algún escritor o algún poeta. Gentes sometidas, las que solo contaban para trabajar, producir y callar… las más importantes, las que levantaron el país y, de paso, sobre su esfuerzo, se hicieron las grandes fortunas del franquismo.
En esa década, pues, se fraguó la vocación y la voluntad de futuro de Luis Garrido y el carácter de un hombre trabajador, tenaz y sumamente observador con una memoria admirable, gracias a la cual, casi medio siglo después, ha podido darnos estas páginas.
Páginas que son el grito de ‘tantos jóvenes frustrados en sus estudios, en sus oportunidades, en sus posibilidades de futuro’, en unos momentos en que todo, cultura, canciones, cine, tebeos, cuentos infantiles, periódicos, NODO, discursos políticos, ‘encubría la realidad y el que trabajaba recibía migajas y los que estaban en la cima se comían el pastel’.
Luis Garrido a los 13, a los 14, a los 15 años, cuando recorría Madrid para ir a trabajar, tenía a su padre preso en la cárcel de Burgos, por política, claro está. Inició su andadura bajo el signo del trabajo precoz y aún hoy sigue en el tajo. no es mala síntesis.
‘Mi generación –escribe al final- se pasó la vida reconstruyendo sin tener apenas tiempo de juzgar si era buena o mala su actitud’.
Tampoco a nosotros nos toca juzgar; lo que la generación de Luis Garrido hizo posibilitó casi todo lo vino después, quizá todo. Y en este caso, y en nuestro país, si se puede decir que cualquier tiempo pasado (entre 1939 y 1975) fue peor; aunque, para muchos vaqueros de Las Navas del Marqués, ahora, el viento del Mercado Común Europeo le haya aventado parte –si no toda- de la cabaña ganadera.
Manuel Blanco Chivite, editor, periodista, autor de numerosas novelas, sobre todo negras, estuvo condenado a muerte en 1975 por el franquismo.

SE PUEDE LEER EN LA PÁGINA 26 DE LA REVISTA ‘CAMINAR CONOCIENDO’ NÚMERO 5 DE JULIO DE 1996

martes, 6 de noviembre de 2007

Émile Hologudú: 'Laudes'

Poema para una lucha contra el racismo

*

junto
a las
murallas
que albergan los soplos milenarios,
yo
canto
la adoración de vírgenes y mártires,
el frenesí
de las
desencadenadas savias
bajo el umbral de nuestra primavera,
el invierno sin sombra ni ocaso,
la quema de fuerzas en los fuegos de las forjas,
oh recuerdos antediluvianos,
oh gránulo, tres veces santo,
que venga el derrumbe creador a lo largo de los mares atlánticos
que vuelva,
en pleno verano,
la marcha cuán trepidante...


Émile Hologudú
(Traducción de Rogelio Martínez Furé)

martes, 16 de octubre de 2007

Cita contra el racismo: Edmundo de de Amicis

Me avergüenzo cuando pasa a mi lado un hermoso moro vestido de gala. Comparo mi sombrerete con su enorme turbante, mi miserable chaquet con su largo caftán color jazmín o rosa, las estrechez, en fin de un traje gris y negro, con la amplitud, la blancura, la sencilla y gallarda dignidad del suyo, y me parece que hago la figura de un escarabajo al lado de una mariposa.


Edmundo de Amicis en 'Marruecos'

lunes, 17 de septiembre de 2007

Patri Urkizu: Euri heze / Medianoche

Para la ‘Antología poética vasca (Edición bilingüe ilustrada)’ que el Partido Comunista de España de siglas PCE (m-l) editó en homenaje a las víctimas del franquismo y que tanto empeño pusimos algunos y que ahora vende, sin ningún sonrojo, la editorial Vosa (no sabemos con derecho moral se apropia del trabajo invertido por más de uno de nosotros) envió dos poemas el poeta euskaldun Patri Urkizu y cuya traducción al castellano hizo el mismo. Estos son los poemas:




Euri heze
Sirimiri samurrak,
Xaroleztaturiko karreteran barrena
Gauerdian,
Neonezko argipean,
Gabardinaren solapa gora,
Hiria lo datzanean,
Ameritar filme
Ikusiberriaren
Azken heroea antzo,
Suspenseak hatzamanik,
Urduri
Nihoarkizu,
Ene bizitzaren heroina
Ukitzeko,
Dastatzeko,
Lortzeko,
Muga,
Hesi,
Gauza guztien gainetik
Pasatzeko
Prest.

(Zeren azken finean, 1984)

Medianoche. Bajo las luces de neón, por la carretera encharolada por el dulce sirimiri, alzada la solapa de la gabardina, cuando la ciudad duerme cual del film americano recién visto el héroe fuera, preso por el suspense, azorado, vagabundeo presto a transgredir todas las leyes, barreras y fronteras con tal de tocar, gozar y lograr la heroína de mi vida.

(Al fin y al cabo, 1984)


Barne uharteak
(Las islas íntimas)

Abia adi barne uharte(ek)ar(antz)*
Etengabe(ki)eta* ozenkiro
Oihu garratz, samin eta sutsuak
Gogo azul errata honi dio.
(¡Dirígete hacia las islas íntimas! Es el clamor incesante, agrio y fogoso que vocifera a esta débil y errante voluntad.)

Olatu(txe)n* betile urdinek
Urrezilarrez behin eta berriro
Kostalde hondartza bakartietan
Editen dukete atseden giro.
(Podrán encontrar calma y descanso en tus solitarias playas los párpados azules de las olas doradas y plateadas.)

Portu urrun ezezagunetan duk
Kapitainen hamaika istorio
Entzunen, neskatx liluragarrien
Dastatuko, oi mila amodio!
(En ignotos y lejanos puertos escucharás once historias de capitanes y gozarás mil amores de niñas encantadoras.)

Ea, bada, (oa)uharteetarantz!*
Aska bridak eta ontzira igo,
Heda sentimenduen oihalak,
Bidaiak ziur duela balio.
(Vamos, pues, ¡a las islas!, suelta las bridas y sube al barco, despliega las velas de los sentimientos, estáte seguro que el viaje vale la pena.)

(argitaragabea, 1984)
(inédito, 1986)


(*) las palabras que aparecen con asterisco están corregidas a mano por el autor con tinta negra y letras menudas y muy juntas, por lo que no estamos seguros de haberlas escrito bien.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Nordin Tidafi: 'Sol de mi Tierra' (7)

Paz al coraje, de las tribus y del Sur.

Paz a la angustia, reconocida al despertar de la maleza.

Paz a la Sangre Nacional, el invierno surgido de las grutas.

Paz al liso fusil, que rompe el cielo de Yorf.

Paz a las noches, llenas de ortigas, gritos y cuchillos.

Paz sobre los oscuros, N'Mancha y los Orés líricos.

Paz sobre el gesto general, resumido por las vidas.

Paz sobre la patria, que asciende en medio de fusiles.





Ellos son el juramento fijado a lo largo de las adelfas.





Nordín Tidafi

(De la antología 'Diwan africano. Poetas de expresión francesa'. Selección, prólogo y notas de Rogelio Martínez Furé. Editorial Arte y Literatura 1988. Palacio del Segundo Cabo O'Reilly número 4, Habana Vieja. Ciudad de La Habana, Cuba)


__________
Literatura contra los racistas

martes, 21 de agosto de 2007

Contra el racismo: Oración y arrepentimiento de un pequeño cristiano


Señor,
¿por qué has hecho esta mañana
tan gris, tan triste?
¿Acaso porque pequé
anoche?
¿Hasta ese punto estás enfadado,
Señor?

Ni siquiera el arrogante gallo
cantó su kikirikí esta mañana.
Ni aún los pequeños gorriones
abandonaron bajo el techo su nido.
Señor, Señor,
pequé, lo confieso.
Pero no es mía toda la culpa
cuando hundí mi mirada en el fondo de sus ojos.
(Oh, Señor, esos ojos
hubieran podido obligarme a hacer cualquier cosa,
hubieran podido obligarme a comer carne el Veirnes Santo,
hubieran podido obligarme a abandonar mi cruz,
hubieran podido obligarme a faltar al respeto del Santo Padre-el-Papa)
La besé y olvidé la hora del catecismo.
Señor, Señor,
pequé, lo confieso.
Confieso
que encontré las largas trenzas de su negra cabellera
más hermosas que las de la Santa-Virgen-María.
(Oh, Señor, me avergüenzo de mi mismo)
Hazme sufrir el castigo de los pecadores,
no tengas piedad de mi.
Reconozco mi irreparable, mi imperdonable, mi mortal
pecado.

Pero, Señor,
ten piedad de mi tío, que desea una buena cosecha de vino de palma para su dote;
ten piedad de mamá, que necesita una extraordinaria cosecha de maíz y yuca;
ten piedad de esa esmirriada hormiga negra, que carga su pesada cruz de paja.
Señor,
reconozco mi irreparable, mi imperdonable, mi mortal
pecado.
Pero, a ellos, Señor, a todos los que no hicieron nada,
devuélveles ese sol resplandeciente que hace la alegría de sus vidas;
devuélveles ese cielo azul purísimo que les hace embriagarse de amor
y dale a mamá el sol que tanto desea para su cosecha de maíz y yuca.
Pero, a mí, no me dejes vivir
porque falté a la clase de catecismo el domingo.

Emmanuel Bundzeki Dongola

(El poema 'Oración y arrepentimiento de un pequeño cristiano' está tomado del libro 'Diwan africano. Poetas de expresión francesa', de Rogelio Martínez Furé. Editorial Arte y Literatura, La Habana, 1988. Nosotros le hemos puesto signos de puntuación y hemos cambiado algunas palabras. Pocas. Lo demás, es de Rogelio Martínez Furé, incluso su traducción al castellano. Mas, si uno quiere leerlo tal y como venía en el 'Diwan' con que le quite los signos y las mayúsculas, lo tiene logrado)

domingo, 5 de agosto de 2007

José Mª Amigo Zamorano: ARTENAVAS 07: Las Navas del Marqués, varios olvidos y un inciso

Artenavas 07: Las Navas del Marqués, varios olvidos y un inciso
Las Navas del Marqués

En el post anterior hablamos de una visita que hicimos a una exposición de arte contemporáneo que, con el rótulo de Artenavas, comenzó allá por el año 2002, con ínfulas de feria de arte, en Las Navas del Marqués y ha terminado con tan solo 14 expositores. Fue, como acabamos de decir, en la villa abulense de Las Navas del Marqués, villa que está situada casi en la sierra del Guadarrama a pocos kilómetros de El Escorial. Lope de Vega en unos versos decía: “Yacen al pie de Guadarrama helado / Las Navas del Marqués ese es su nombre / donde el florido prado viste un prado / que no hay escarcha o nieve que lo asombre”.

Un pueblo que mas que mirar para Ávila, se inclina hacia Madrid de donde le vienen los forasteros en el verano y el trabajo todo el año. Se hizo tristemente célebre a últimos del pasado año y principios de este, pues el Ayuntamiento del PP (el alcalde y el secretario están imputados) al parecer consintió la tala de 4 o 5.000 pinos cuando ya el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León había prohibido construir, una denominada Ciudad del Golf, en ese sitio que está protegido porque anida la cigüeña negra y otras aves. Ya en años anteriores su castillo (tiene uno llamado Magalia) recibía la visita del que fuera presidente del gobierno de España Felipe González. Y como se viera, por entonces, envuelto en casos de corrupción, algún que otro malicioso dio en llamar al castillo la cueva de Alí Babá.
Por el contrario, por aquí también estuvieron el clásico Lope de Vega y el gran humanista Arias Montano. En el año 1917 se encontraron, veraneando, Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre. Se hicieron amigos y Dámaso Alonso inoculó el veneno de la poesía a Vicente Aleixandre. Todos saben el resultado: V. Aleixandre, premio Nobel. También pasaron por él pueblo numerosos personajes, de los cuales destacamos al escritor extremeño Eusebio García Luengo o el director de cine Bardem, en uno de cuyos veranos escribió el guión de una de sus películas más emblemáticas: Calle Mayor.


Varios olvidos

Bien, cuando hicimos esa rápida mirada a Artenavas 07 se nos pasaron por alto, en un primer momento, 3 artistas que exponen en la exposición que membramos: Aute, Canogar y Casañé. Un olvido no intencionado, pero injusto sino lo remediáramos. Es lo que tienen las prisas que son miradas a medias y como dice el refrán: las medias no son buenas ni para las piernas… Olvidarnos de ese Aute, tan famoso… y por tanto de sus círculos concéntricos del dolor que manan lágrimas… ese Canogar, ¡Ah, Canogar! De casta le viene al galgo… sus esculturas de hierro se tienden en el espacio como telas de araña. O ese Casañé, cuyo hierro sale de sus manos adquiriendo blandura algodonosa.

Un inciso sobre José Luis Menéndez

Curioso, que fueran, sobre todo, escultores del hierro, estos herreros modernos del Arte, los que se nos olvidaran ya que su buen hacer, sin desmerecer a los restantes, nos había complacido. Particularmente José Luis Menéndez con sus raíces férreas, sus cabellos de hierro al viento, sus endurecidas entrañas y sus nervios de acero que se hunden en la tierra.

José Luis Menéndez que, al tiempo que trabaja, medita. Y sus meditaciones nos llegan con esas claves metafóricas, esos sms que se van introduciendo en el ordenador de nuestro cerebro. Son el espíritu de su creador, José Luis Menéndez hecho Hombre: fuerte como el hierro. El Hombre, creador del mundo en que vivimos, desafiando a los cielos de donde procede el rayo destructor. El Hombre, con mayúsculas, hecho Mujer que se enfrenta, al tiempo que se ofrece, (recordamos a la mujer del monumento al poeta Curros Enriquez, en La Coruña, quien, con el torso desnudo, desafía al Destino, quizás al Mar Incógnito) decimos se ofrece, porque lo engendra y pare. Esa mujer que desafía los vientos tormentosos de la Vida, con sus cabellos al viento y la mano abierta para seguir sembrando la tierra, sacrificándose, si fuera preciso, en acto heroico de pervivencia de la especie, no en vano el corazón lo tiene a la altura de la vulva y los testículos. Homenaje de José Luis Menéndez a su padre, a su madre, y a él mismo.Una conjunción de barras de hierro, retorcidas, que se engordan y adelgazan para lograr, como un mago, del hierro inerte un acto objetivo de dramatismo.En fin, asi es el Hombre de grandioso. Y lo sabe. Y es consciente de esa elevada estatura capaz de las más grandes hazañas.

Mas, no queda ahí su reflexión, sino que la transforma en meditación dialéctica. Lo decimos porque el Hombre, lo mismo que se eleva a las alturas, se abaja hasta las más criminales acciones: ama y odia: acaricia o hunde a sus semejante con la daga en la más negra noche de muerte: señor, por tanto, de la Vida y de la Muerte: de la Paz y de la Guerra. Así es José Luis Menéndez en sus creaciones: simboliza al Hombre.Sobre el hierro vuelca sus reflexiones, sus inquietudes más profundas, porque le parece la materia más apropiada: permanente y degradable o caduca: hueso, carne y vísceras: igual que José Luis Menéndez como individuo: podrá pervivir en el recuerdo de las generaciones futuras, enraizarse; o como las raíces hundirse en el polvo y desaparecer: es la caducidad: el final de todo ser vivo: volverse elemento químico: hacerse Nada creadora para seguir alimentando la Vida en las futurad generaciones.

Eso significan sus esculturas de hierro hechas raíces, convertidas en cabellos, transformadas en huesos y vísceras. Es el Hombre: fuerte como sus huesos, débil como su carne y sus finas hebras de pelo.

Aunque, tal vez, este artista, al que no conocemos de nada, no haya pensado jamás en estas cosas, ni haya visto nunca el monumento a Curros Enriquez. También podría ser. Sin embargo, nos gusta verlo así... Qué se le va a hacer.

jueves, 2 de agosto de 2007

José Mª Amigo Zamorano: ARTENAVAS 07: Una Exposición Venida a Menos

Cuadro de Aute en Artenavas



El 19 de julio se inauguró la sexta edición de Artenavas. Con este nombre se conoce a una exposición de artes plásticas que la villa de Las Navas del Marqués programa como una de sus actividades culturales de verano. El evento comenzó en el año 2002 con cerca de 80 artistas ¡casi na! Y amplia publicidad en prensa, radio y televisión y ha ido reduciendo sus participantes de año en año, como si en su camino, en vez de fortalecerse, se hubiera ido debilitando, adelgazándose de tal modo hasta quedar en puro hueso. Tal es así que el pasado año y este son solo 14 los creadores que se han presentado. Son los siguientes: Luis Eduardo Aute, Diego Canogar, Albert Casañé, Luis Castelo, Santiago Costales, Gabriel Fuertes, Alvar Haro, Evelyn Hellenschmidt, Ángeles Mauriño, José Luis Menéndez, Bruno Mezcua, Eduard Resbier, Faustino Ruiz de la Peña y Jorge Varas. La edad de estos artistas oscila entre 40 y 50 años; y solo uno, el más conocido de todos ellos por otros menesteres artísticos, Luis Eduardo Aute, pasa de los sesenta.

Sería legítimo preguntarse que ¿a qué obedece este adelgazamiento, esta escuchimización numérica? Y lo sería porque no lo sabemos. Como no sabemos cuál era el fin que se quería conseguir. Qué objetivos se marcaron. Como tampoco sabemos qué impulso inicial llevó a los dirigentes del Ayuntamiento a montar una exposición de tal magnitud. Decir que nos extraña esto sería mentir, dado el continuo oscurantismo de sus decisiones a que nos tienen acostumbrados los jefes consistoriales del PP navero...
"No lo sabemos", se refiere a mi: yo no lo sé. Y, a mi, me parecen "oscurantistas", cuando no se hace un debate al viento dándole toda la publicidad posible, con luz y taquígrafos como se dice ahora. Eso creo yo que es Democracia en la que todos pueden opinar. No en vano "Democracia" significa "Gobierno del Pueblo". Y como creo que no se ha dado pues... en ese sentido iba lo de "No lo sabemos". Un plural muy particular: el mío. Y que nadie se apunte que me borro, como decía Unamuno.Bromas y plurales aparte... Decíamos más arriba que los expositores de Artenavas 07 son gente madura. Su experiencia, es de suponer, está garantizada por una vida de trabajo a lo largo de esos años, por numerosas exposiciones, y premiada con diversos galardones. Aunque, pienso yo, no están, por la edad, en la mejor posición para transmitirnos, con frescura, los nuevos ideales del arte. Tienen ya callos en sus manos. El tierno colorido de lo que a la Humanidad le inquieta en este momento se logra con carne más fresca. Lo decimos porque el hombre, como persona, individual e intransferible, se hace en la niñez. Y esa, a todos ellos, les queda muy lejos. Se sabe que es, en esa etapa de la vida, cuando se van cristalizando los caracteres que luego paren al artista. Un ejemplo de ello está en uno de los artistas que exponen, Luis Castelo, sus dos obras son: las fotos de un ornitorrinco y una rata. Este expositor nació en Barruelo de Santullán, Palencia, 1961. De niño sus padres lo trasladaron a Madrid. Se interesó por la naturaleza desde su infancia. Su padre, taxidermista de profesión y cazador de afición, le pone en contacto con el campo y los animales. Entablará relación con los que serán más tarde notables biólogos, le encargarán capturas de especímenes diversos para sus investigaciones en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid. Aquello le permitió conocer desde muy temprana edad animales poco conocidos por otros niños de ciudad: lagartos ocelados, tritones, serpientes, eslizones o ranas de San Antonio. De ahí, de su niñez, le vino su inclinación hacia los animales. Se hizo en la niñez. Y allí quedó. Todo lo demás tiene esa impronta. Esto no quiere menospreciar su valía en el manejo de la fotografía; que además utiliza la técnica que llaman digitográfica y que según la revista Diorama es grabar con luz en soporte magnético/binario.
Y como hemos nombrado a este hijo de taxidermista para comprobar que el artista se hace en su niñez, a los demás les pasa igual. Escribiremos algunas cosas de cada uno de ellos: Canogar, ¡ah, Canogar! de casta le viene al galgo: sus esculturas de hierro son airosas, geométricas.Las cabezas, bien modeladas, un poco frías, de Santiago Costales están expuestas en el otro recinto, en Los Toriles; allí también expone, el escultor Jorge Varas, quien parece alumbrar con sus almas de aluminio a los tristes navegantes. El grueso de artistas, doce, muestran sus obras en el convento de Santo Domingo y San Pablo en periodo de restauración: así, Gabriel Fuertes, quien ha enviado varias de sus construcciones, un tanto insólitas, surrealistas diríamos; porque él dice que quiere abrir puertas, sin dar soluciones, vale; y Alvar Haro es un gran cromatista, sus dos cuadros así lo atestiguan; una veterana de Artenavas es la alemana Evelyn Hellenschmidt, quien, como en otras ocasiones, trabaja el hierro con mimo, con primor, casi con exquisitez, colocando siempre al hombre en el centro, pero pequeñajo, como acojonado ante lo que él mismo ha construido; cuadros con estructura arquitectónica, como un arquitecto los planos de viviendas, asi son los cuadros que expone Ángeles Mauriño; de José Luis Menéndez, como de la artista alemana, se puede decir que ya es viejo en esta actividad cultural navera, y que trabaja el hierro a las mil maravilla transformándolo en raíces que se adhieren a la tierra o se elevan al cielo como cabellos agitados por el viento o se convierten en vísceras, costillas…; en el catálogo aparece, hay que decirlo, una escultura que no es la expuesta; de Bruno Mezcua dice el catálogo: "Llegué a una ciudad desierta..." y desde luego la casa está desconchada y sucia, triste, como vuelta en sí misma, aislada, miserable, puede ser un reflejo de esos barrios misérrimos que pululan por los arrabales de las grandes ciudades, o eso hemos querido intuir; otro artista influido por la fotografía es Eduard Resbier, cuyos dos cuadros, muy logrados, son: uno, la superficie del mar y el otro un paisaje de negrura azulada, en la que aparecen como luces alo lejos; Faustino Ruiz de la Peña es el individualismo hecho pintura descoyuntada, cuadros en el cuadro, sin relación aparente… parecen influidos por el cine y el pop americano, hasta se ve un sombrero vaquero del lejano oeste.

CONCLUSIÓN:

a la exposición, aunque diminuta, escuchimizada, podría valer más en otro escenario; la come el convento con tanta piedra para tan poca obra; se la traga; luego, en Los Toriles, las esculturas no destacan apenas del color del fondo, por lo que pasan desapercibidas, como si estuvieran agazapadas, mimetizadas, como los animales en el campo cuando se agazapan para defenderse. Pero aquí su defensa sería que resaltaran. Y finalmente, no vemos que el artista, que dicen que es muy sensible a lo que ocurre a su alrededor, trate temas para la reflexión del público: la emigración y su drama de muerte en el mar, o su tristeza en un medio hostil, la guerra (recordamos ahora a Goya y Picasso, por ejemplo), el racismo, el paro, la falta de viviendas para los jóvenes, los bajos salarios, la homosexualidad, la censura, el terrorismo y sus víctimas... En fin, que no se comprometen con temas de nuestro tiempo.

lunes, 30 de julio de 2007

Iswe Letu: Tengo una vaca lechera


Cantemos: Tengo una vaca lechera, no es una vaca culaquiera, me da leche merengada, hay que vaca tan salada...

viernes, 27 de julio de 2007

Ezequiel Martínez Estrada: Desterremos

Desterremos, hermanos, el hábito maligno
de ser superficiales y de adorar las formas,
e indaguemos la esencia bajo la piel del signo,
que el signo da las leyes y la esencia las normas.

E. M. Estrada

jueves, 26 de julio de 2007

Bartolomé José Gallego: Blanca Flor


Otro día, a la alborada,

me cantará esta canción:

"¿Dónde estás, la blanca niña,

blanco de mi corazón?"

En laud con cuerdas de oro

y de regalado son,

que de par en par me abriera

las puertas del corazón.

+

Bartolomé José Gallego

(Blanca Flor)

martes, 24 de julio de 2007

Haiku

Olor grasiento
sobre una planta acuática
entrañas de carpa.

Matsuo Basho

viernes, 20 de julio de 2007

Iswe Letu: Frasecillas

Yunques de la carne
sombría
aguantando como los otros.

Iswe Letu: Acercándose al haiku

Pájaros cantores en el fondo
de un cielo embadurnado
de balas trazadoras.

jueves, 28 de junio de 2007

José Mª Amigo Zamorano: Ejemplos Ruborosos



Los ojos mas que las cabezas habían seguido el ir y venir de las modelos por la pasarela y sin querer, involuntariamente, se miraban.

Cerraron sus bocas al verse en los otros como en un espejo: Eran los vencedores escondiendo la podredumbre de sus fauces.

Las úlceras purulentas traicionaban las sonrisas de sus labios apretados. Esperaban impacientes: le tocaba el turno a la rojiza muñeca de uña de plastilina.

Mas que pintada se había embadurnado toda ella. Se miró en el espejo del camerino:

--Parezco un adefesio -dijo avergonzada sin poder contener su rabia.

Sonó el timbre y salió la garra encarnada a exhibirse. Fue muy aplaudida. Tenía que demostrar su fortaleza. Manifestación que era parte de su trabajo y, por qué no, de su ser interior.

Inició una uñarada brujeril a la dama gorda, y con cara amarillenta llena de verrugas como híspida cucurbitácea, que estaba situada en la primera fila.

Pero la señora le ganó por la mano hincándole las suyas llevando parte de la plastilina en ellas; y, no contenta con esto, le pegó un empujón a la muñeca que la tiró escaleras abajo rebotando en los peldaños de la escalinata, a carcajada limpiamente sucia, por parte de los expectantes vencedores, hasta quedar caída en posición vergonzosa.

La podre les caía de sus bocas abiertas salpicándose unos a otros. Se les cayó la vergüenza con el hilo de baba.

Sangró carmín la muñeca por el dedo fofo y hueco. Vuelta al camerino llorando dejó huella de su enfado clavando un feroz e impotente manchón de oropel sobre el diamante puro de sangre embadurnado. Era clara, nítida, la diferencia de color. Se le rompió el dedo en el intento y fue inmediatamente despedida.

--Te cae bien, por estúpida -descubrió enrojeciendo delante del espejo.

--Es el rosicler, oriflama que cabalga en el viento a lomos del gran teatro trágico y grotesco del mundo, un poderoso dios omnipresente, espejo y reflejo, al parecer, invencible... -continuó.

--¿Grandioso o mezquino? -alguien preguntó muy interesado:

--Nunca de aquellos que fueron carne ni pescado, "ni agradables a Dios, ni a sus contrarios esos que no estuvieron nunca vivos" -responde uno muy épico.

--Enrojece su faz con la envidiosa uña; o dulcifica su semblante riéndose del sanguinolento carmín de la muñeca -intervino el maestro.

--Fortalece o endurece su ser con el abismo o el espanto, con el atroz asesinato o la salvaje violación -especuló el rebelde, violentamente y con indisimuladas ganas de tener una bomba en sus manos y no de adorno.

--No esconde, cobarde, su agreste y ultriz naturaleza, invita con sencillez al movimiento para quebrar los espejos oscuros por donde asoma el asco y mellar o torcer los cuchillos en los que brilla el odio -fue el comentario final del objetivo; si bien, pensando, nada mas pronunciadas, que, quizás, las últimas palabras no fueran, mas que una solemne y hermosa bobada.

--Ejem: un pimpollo, si, pero estúpido.

Empero... ¿qué le iba hacer si ya las había pronunciado?...

CONCLUSIÓN

Hay que reconocer el rosicler del tiempo. Odio y uña, muñeca y asco, etcétera, son su elemento o príapo engendrador: (su primera materia procesada): indicio de su fina y firme distinción entre (es un ejemplo), por ejemplo: diamante y oropel, sangre y carmín.


Es un logro y hay que estar orgulloso del fruto conseguido.
Sea así hasta la muerte, amén.

martes, 26 de junio de 2007

Mark Strand: Es imposible

Es imposible
vivir con esta
tosca mano que yace
sobre la mesa.

¡Pronto! ¡Córtala!
Pícala
y arrójala
al océano.
Con tiempo, con esperanza
y sus intrincadas maniobras
otra mano va a surgir,
pura, transparente como el vidrio,
y se soldará a mi brazo.


Mark Strand

viernes, 22 de junio de 2007

Iswe Letu: Haikus a mi modo

En la bruma de los pueblos lejanos
lanzaron flechas encendidas.
Terror nazional. Chovinistas en acción.

martes, 12 de junio de 2007

Rubén Darío: A Goya

Tu pincel asombra, hechiza,
ya en sus claros electriza,
ya en sus sombras sinfoniza;

con las manolas amables,
los reyes, los miserables,
o los cristos lamentables.

Rubén Darío

martes, 29 de mayo de 2007

Robert Mezey: Coplas

Robert Mezey
La fruta está disparatadamente henchida de dulzura

y llegan por ciento las moscas.


Robert Mezey

jueves, 24 de mayo de 2007

Iswe Letu: Valientes

Es lo que una tarde, ilusión de una bodega, nos contaron las ráfagas del viento en las tascas del exilio:


Unos se rinden y de esos... ni se habla; otros... se resisten; permaneciendo siempre presentes en la memoria nuestra

Se resisten a llenar con ecos, el sitio vacío del amor; algunas de las cosas de este mundo, dicen, son vanas y mas falsas que reata de mulas: escuela de lisonjas y de engaños.

Sus corazones libres no pueden responder con ecos al canto, amoroso y virginal, de los pájaros del alba: le parece un ultraje.

Tienen rotas las paces, deshechos sus amores y caminarán en soledad hasta encontrar un bosque ameno donde cobijarse...

Principio, no obstante, de migraciones, navegando muchas veces, viento en popa de naufragios, hacia las bodegas del exilio.

viernes, 18 de mayo de 2007

Citas africanas


La tumba es fría para los padres que tienen hijos sin coraje.


_____


La noche que llegó es negra:

hay que marchar sin ruido.


Alfa Ibrahin Sow

jueves, 17 de mayo de 2007

Birago Ismael Diop: Encantamiento


Encantamiento

Abre a la Sombra del Hombre
abre, ábrele a mi doble...
Abre a la Sombra del Hombre
que va hacia lo Desconocido
dejando solo en el Sueño
el cuerpo inerte y desnudo.
Abre a la Sombra del Hombre
abre, ábrele a mi doble...
Abre, ábrele a mi doble
los senderos espinosos,
por el día oscuros caminos,
por la noche, tan luminosos.
Abre a la Sombra del Hombre,
abre, ábrele a mi doble...
Mi doble vendrá a decir
todo lo que habrá visto
a las puertas del Imperio
de donde los muertos vinieron.
Abre a la Sombra del Hombre
abre, ábrele a mi doble...
Birago I. Diop


__________

Poesía contra el racismo

martes, 15 de mayo de 2007

Literatura Contra el Racismo: Mojammed Jáir-Eddin

'... perdida
un perro que ya no ve ni huellas ni caminos
y sin embargo la calle sube hacia la ventana
trae de nuevo una
miseria
de la que hago
de la que harán ustedes
la única certeza...

__________

... el poeta eres tú
tu que te
alimentas
de la nostalgia del futuro...

__________

'el río repite la sed y el hambre
de la mujer que pare cólicos
encima de un corán depuesto hez agusanada
en la esclusa de mi fuga'.

Mojammed Jáir-Eddin
(poeta tunecino)

domingo, 13 de mayo de 2007

Aimé Cesaire: Es seguro

El Eco

Literatura Contra el Racismo:


Es seguro que va a morir el Rebelde. Oh no habrá siquiera un emblema negro una salva de cañón ningún ceremonial. Todo será muy simple será algo que en el orden evidente no desplazará nada, pero que hará que los corales en el fondo del mar los pájaros en el fondo del cielo las estrellas en el fondo de los ojos de las mujeres se estremecerán durante el tiempo de una lágrima o de un batir de párpado.



Aimé Césaire

('Y los perros callaban')

viernes, 11 de mayo de 2007

Rabearivelo

'Oh, lamba, que he abandonado
pero que me envolverá al fin,
en el silencio de la tierra
de donde brotará el impulso de la yerbas'

Jean-Joseph Rabearivelo

jueves, 10 de mayo de 2007

José Hernández: Martín Fierro

Dende chico se parece
al arbolito que crece
desamparao en la loma.
Le echan la agua del bautismo
aquel que nació en la selva;
"Busca madre que te envuelva",
le dice el flaire y lo larga.
Y dentra a cruzar el mundo
como burro con la carga.

Martín Fierro de José Hernández

domingo, 6 de mayo de 2007

José Mª Amigo Zamorano: Luces y Sombras



Luces y sombras


No entraba con buen pie en Hervás. La pesadilla le había dejado anonadado, desconcertado y con un horrible ardor de estomago que le provocó nauseas y un humor de mil diablos.

La caminata hasta el hotel no disminuyó su disgusto.

Se quedó mirando el edificio de cuatro plantas, moderno, mas ancho que alto, que se le aparecía ante él del otro lado de la acera.

-- De modo que esto es el "Hostal Sinagoga"-- murmuró defraudado agriándosele un poco mas el estómago y el temperamento.

Nada tenía contra el establecimiento, simplemente esperaba encontrar en Hervás, villa famosísima de la provincia de Cáceres, otro estilo; no sabría decir cual, pero algo de mayor raigambre: una bocanada de historia añeja, por ejemplo.

-- Razón de mas para largarme cagando hostias a Nueva York - musitó cabreado.

No tenía que haber ido a aquel pueblo. Pero se lo había prometido.

-- Pregunta en el hotel cuando llegues. No se te olvide. - había insistido con ese "tierno" "hechizo" de las hembras judías.

Atravesó la calzada y penetró en el hotel, con la acerba remembranza de la pesadilla guerrera.

-- ¿Me atiende, por favor? Quisiera una habitación.

El empleado del hotel "Sinagoga" alzó la vista contemplando delante de sus ojos un rostro ceñudo, de piel blanca casi amarillenta, negra barba y con cicatrices en la cabeza.

-- Si señor; ¿la desea con vista a la sierra?

-- ¿Con vistas a la sierra?... está bien -- y mostrando el carné dijo -- Me llamo León Saldaviel Anqaua. ¿Podría decirme si he recibido carta a mi nombre?.

Se dio la vuelta el ujier y tras mirar la correspondencia colocada en un casillero contestó moviendo negativamente la cabeza.

-- ¡Oiga! ¿Es Ud. judío?... sino es una impertinencia, claro.

-- ¿En qué se me nota? ¿En mis corvas, ganchudas y afiladas narices? -- contestó preguntando de mal talante.

-- No se ponga así: no he querido molestarle.

El recepcionista le pidió perdón; luego alargándole la mano, muy serio, le entregó las llaves indicándole la ubicación exacta de la habitación para quedarse luego mudo y avergonzado.

Mientras subía las escaleras oye como el ujier dice a alguien "¡Qué carácter!" y el otro, quien fuera, pregunta "¿Ha dicho Saldaviel Anqaua?"; "Si, eso ha dicho".

Abrió la puerta del apartamento. La luz penetraba a raudales por las ventanas lo que le hizo cerrar un momento los ojos. Al fondo, tras los cristales, efectivamente, la sierra se perfilaba con sus picachos agrios y rebeldes como su temperamento. Apartó la vista de los ventanales. No estaba especialmente sensibilizado para arrobarse con la contemplación serrana. Sara había olvidado la promesa de escribirle.

Se mesó las barbas y cabellos con rabia y se tumbó en la cama todo lo largo que era.

Cerró los ojos.

El cansancio, a pesar del disgusto, le empuja poco a poco en brazos de Morfeo con el recuerdo de su prima y todo: el tren se alejaba de la estación parisina; la figura de Sara se empequeñecía despidiéndolo con el balanceo de su brazo en alto; y cuanto mas pequeña se hacía mas aumentaba la entrañable significación de su comportamiento abnegado: ha llevado su recuerdo, todos los días y todas las horas desde que saliera de París.

Y con sentimientos contrapuestos: si unas veces la ternura le invadía durante horas, otras le venía a torturar su torpe y grosero comportamiento con ella; así por ejemplo: en la estación no pudo por menos de abrazarla produciendo el indignado enrojecimiento de su rostro; fue un impulso puro, lo juraba, de espontaneo agradecimiento que no pudo contener, se lo repetía una y otra vez, ante la "doliente", "peculiar ternura" que irradiaba de su faz y que "hechizó su corazón"; fue muy torpe, lo reconocía, pero no en vano cuidó de él limpiando vómitos, cambiando vendas, limpiándole la pus de las heridas ...

viernes, 27 de abril de 2007

Iswe Letu: Gure 1 y 2



Gure 1

Yo, tú,
nosotros,
nosotras
y vosotros
o vosotras,
somos
la misma
persona,
contándonos
la misma pena,
inútilmente,
como contamos
las estrellas.

Gure 2

Sin embargo,
torcemos
los versos
a la esperanza.

Es, dicen,
lo último
que se pierde
antes
de la muerte.

Después,
no se pierde
nada.

jueves, 26 de abril de 2007

Rabearivelo: Floresta

ALTA FORESTA

No vengo a saquear los frutos
que tú en tus cimas imposibles brindas
al pueblo de los astros, la tribu de los vientos;
menos a arrancar tus flores, que nunca he visto,
por vestir o esconder acaso, vergüenza que ignoro alguna,
yo, hijo de las áridas colinas.

Pero me he acordado de pronto en mi último sueño
que estaba amarrada todavía con lianas de noche
la vieja piragua de las fábulas
que cada día mi infancia transportaba
de orillas nocturnas a orillas del alba,
del cabo de la luna al promontorio del día.

Remándola vengo, aquí a tu centro, vegetal montaña.
A interrogar he venido tu silencio absoluto,
por saber el lugar donde brotan los vientos
antes de abrir las alas, después manchadas,
manchadas por la hebra inmensa del desierto
y las trampas de villas habitadas.

¿Qué oigo yo, qué veo, oh alta foresta?
Sonidos perdidos que confluyen y se pierden de nuevo
como ríos subterráneos
cruzados por enormes aves ciegas
que se lleva la corriente apresurada
a enterrarlas en el cieno.

Es tu respirar, tu respirar profundo
y ya penoso como aquel del viejo
que remonta la cuesta del recuerdo
mientras baja la pendiente de sus días por cesar.
Tu respirar, y el de las aves incontables,
y el de las ramas pacidas por todo un mundo de apocalipsis.

Mas ¿qué puedo ver yo en tu noche sin color,
en tu noche más eterna que la muerte de los probos
y la vida de los míseros,
oh caverna de follaje con un extremo acaso al borde de los mares
y otro en el abismo del horizonte,
oh tú, semejante a un arco iris entre dos continentes?

No veré sino el sol que se debate—jabalí alanceado en los bosques del azur—,
jabalí de luz atrapado en las redes poderosas
que tú tiendes entre los frutos maduros y las flores perdurables,
allá arriba, allá abajo, en el límite extremo
donde el genio de la tierra y la fuerza del árbol pueden reencontrarse.
Más tarde, sin embargo, cuando días incontables
cual tus hojas sucesivas hayan caído ya en la eternidad
y las séptuples noches tupido siete veces —más— la noche de los tiempos,
mientras pueda recoger en flor amaneceres
en la copa del tallo cercenado de ocasos,
guardaré el recuerdo siempre de tu silencio y claridad extraños.

Serán como guijarros arrojados a la arena
que un viejo marinero recupera
y se lleva a casa, y allí los pone junto a la concha
de una prao en miniatura
comprada en isla lejana que sólo el sueño habita,
mas con cabañas orillando el mar.

Serán más bien bolas de ébano,
de madera de rosa u otra esencia preciosa
que pondré sobre mi mesa
donde tu recuerdo las esculpa paciente
para hacer fetiches con ojos de vidrio,
fetiches silenciosos en medio de mis libros.

(Extraído del blog 'Africa _ log. Blog de literatura africana')
Ya teníamos otra traducción del mismo poema

Rabearivelo: Las tres aves


De hierro el ave, la de acero

habiendo lacerado las nubes de la aurora

y ansiado estrellas

más allá del día

desciende arrepentida

a artificial guarida.

De carne el ave, la de plumas,

que labra un túnel en el viento

por llegar hasta la luna vista en sueño

entre espesuras,

cae, cuando cae la tarde,

a laberinto de follaje.

Y esa otra inmaterial, ésa,

que al guardián del cráneo hechiza

con su canto balbuciente,

alas resonantes abre luego

y por hacerse eterna nuevamente

a pacificar va los espacios.


(Tomado del blog 'Africa _ log. Blog de literatura africana')

Rabearivelo: Cebú

CEBÚ

Cupular cual las urbes de Imerina
ostensibles allá en las colinas
o talladas a piel de roca;
con giba igual a los hastiales
que esculpe sobre el suelo la luna,
ved al toro potente y púrpura
del color de su sangre.

Ha bebido en los bordes de los ríos,
pacido de los cáctus y las lilas;
vedlo ahí yacer frente a la yuca
ahíto aún del perfume de la tierra,
y delante de las pajas arroceras
que a sol y a sombra hieden violentas.

La tarde lo ha cavado todo
y ya no queda horizonte.
El toro ve un desierto que se extiende
hasta fronteras de la noche.
Son sus cuernos un creciente
que asciende.

Desierto, desierto,
desierto frente al toro potente
extraviado con la tarde
en el reino del silencio,
¿qué evocas tú en tu duermevela?
¿Esos otros sin corcova
que son rojos como el polvo
que su tránsito eleva,
dueños de despobladas tierras?
¿O sus ancestros, que cebaban los labriegos
y llevaban a las villas con jaeces frutales,
en holocausto para el Rey?

Brinca, muge,
él, que morirá sin gloria,
luego dormita de nuevo, aguarda,
siendo del paisaje la joroba.

(Traducción tomada del blog 'Africa_log. Blog de literatura africana')

miércoles, 25 de abril de 2007

Iswe Letu: Te aguija

Kafka
¡Corre, adelanta,
que el tiempo
ni te aguarda,
ni te espera!

Una desazón te aguija,
te acañaverea.
¡Corre,
que té quedas
sin tiempo
con tu aflicción menuda
a cuestas!

Y Él te alcanza,
te aventaja,
te abandona
y desampara.
Te deja,
despiadado,
en la soledad más sola,
donde no hay
ni viento ni veredas.

¡Corre, trota,
que el tiempo
no te espera!

Y te aguija
y te acañaverea.

martes, 24 de abril de 2007

Alberti: Pradoluengo

Los gallos. Ya cantan.
¡Vamos! La alborada

Aguas de río,
que no de mar,
aún tenemos que pasar.

Ya cantan los gallos.
La alborada. ¡Vaamos!

Rafael Alberti

lunes, 23 de abril de 2007

Rosalía de Castro: Follas Novas


'...

que al contemplar, en las alboradas frescas

del mes de mayo, las sonrosadas luces

que alegres siempre a visitarle vienen

no diga: "¡Así cuando yo muera, pudiera

dormir en paz en este jardín florido

cerca del mar... del cementerio lejos!..."

¡Que tu no escuchas jamás! ¡Oh, Moore!

lloros amargos, quejumbrosos rezos..."


Rosalía de Castro

(En la tumba del general inglés sir John Moore)

viernes, 20 de abril de 2007

Jon Andoni Goikoetxea: Poema de título secreto

Poema de título secreto

de Jon Andoni Goikoetxea


El hombre en la barrriga del dragón
pegando puñetazos contra el ácido clorídrico.
El hombre retorciéndose con dolor de inteligencia
porque los microbios ordenan la parálisis.
Al hombre se le prohibe serlo.
Al hombre le arrastran con violencia.


Se quiere matarle antes que sea.
Se quiere atornillarle a uans placas de tungsteno.
Se le quiere maltratar el aliento.
Se le quiere corromper el ideal.

Se le ordena bailar con la muerte
por capricho de una noche de vino.
Se le ordena patinar sobre el infierno
como exponente de ideal de alucinado.


Contempla cómo mueven las manos con amistad de garra,
cómo llevan las malicias más allá de donde llega,
cómo corren las persianas para no ver,
cómo quieren cambiar de la noche a la mañana
todas las puertas de todas las casas de todas las ciudades.


Se trata de la noche en el espacio concentrada.
Se trata de la sábana ennegrecida por el uso.
Se trata de la piedad cínicamente expuesta.
Se trata de la escopeta persiguiendo al gorrión.

Las nubes puestas en la mano de la fiera
escupen a 100 grador para pintar pieles de cangrejo.
Las narices echan sangre
esperando disminuir una tensión innecesaria.
Las tardes vierten su interés al pasado y al futuro.
La infraselva debiera sucumbir.
Pero sigue caminando
mientras se anhela su mortal choque contra el muro de la paz.

Jon Andoni Goikoetxea

jueves, 19 de abril de 2007

PAZ DÍEZ-TABOADA: 'Invitación al Viaje'

Invitación al Viaje
por Paz Díaz-Taboada
Tal y como están las cosas a primeros meses del nuevo siglo, parece que lo mejor y casi lo único sensato que se puede hacer es emprender un viaje. Pero, en vista de lo ppeligroso del tránsito en la carretera y del alterado ánimo de los pilotos, mejor será irse en épico barco o en el romántico tren que en los modernos coche o avión. Y aunque, de una forma u otra, tampoco es muy probable que regresemos en condiciones óptimas, siempre nos quedará el consuelo de decir '¡que nos quiten los bailado¡'.


De viaje. Hay que irse de viaje, y el literario es el mejor y el menos arriesgado, si, como debemos hacer por salud mental y lingüística, sólo nos proponemos leer obras de calidad garantizada, dejando de lado amañados premios e interesada propaganda editorial y/o periodística. Pues, en cualquiera de sus manifestaciones, y tanto para quien la escribe como para quien se apresta a la deliciosa aventura de leer, en literatura todo es viaje.


En primer lugar, porque quizá sea el viaje uno de los más antiguos y potentes símbolos literarios; y, desde luego, de viajes y de viajeros está cruzada y poblada toda la literatura: el del hitita Gilgamesh en busca de la inmortalidad, el del hindú Rama a recuperar a su esposa Sita de las garras del demonio Ravana; el de Orfeo al Hades -el inferus o casa de los muertos- también en busca de su esposa Eurídice; el de Ulises de regreso a Ítaca, en donde le esperan su fiel Penélope y su hijo Telémaco, o el del hebreo Moisés, guía de su pueblo en la larga travesía del desierto, para poder llegar algún día a Canaán, la tierra prometida... Y Ruiz Díaz, el castellano desterrado, batallando por adustas tierras y en busca de su honra, o el manchego Caballero de la Triste Figura en busca de felones y malandrines con los que medir su lanza y su ideal, hasta ser derrotado en Barcelona...


Fueron los románticos los que nos enseñaron a escapar; pues ellos, que inventaron el viaje de placer y el turismo, devanaron toda la madeja de su literatura en los más variados hilos viajeros: viaje a tierras exóticas o a las más recónditas del propio país, a donde se mantengan incólumes las viejas tradiciones y las castizas costumbres; viaje al pasado histórico o legendario, o al misterioso futuro inexplicable; viaje al interior de uno mismo, al mundo de sueños y en sueños, o al misterio de la tumba y de la muerte, al Más Allá... Viajes, viajes, viajes...


La invitación al viaje es un viejo tema literario que, claro está, tomó nuevo auge en el romantiscismo y que el simbolismo y escuelas posteriores heredaron. La puesta en boga se debió a Johan Wolfgang Goethe, que, en su novela Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister (1795), incluyó una balada que, desgajada de la obra, pronto fue traducida al francés y popularizada como 'La chanson de Mignon':





'-¿conoces el país do medra el limonero


y doradas naranjas bajo la parra brillan?


Del cielo azul un leve céfiro se desprende;


plácido el arrayán y altivo el laurel vibran.


¿Conoces el país?, dime. 'Oh, si, allá


contigo, amado mío, quisiera yo volar...





A esta balada aludió el poeta francés Théophile Gautier en Albertus ou l'âme et le peché, légende théologique (1833), poema lúgubre en el que, dirigiéndose a un 'pintor poeta', trata de hacerle olvidar





'ese país encantado del que la Mignon de Goethe,


estremecida, se acuerda, y le habla a su Wilhelm;


ese país del sol en donde los limones maduran,


en donde nuevos jazmines continuamente se expanden...;





así que, como dice explícitamente, es necesario trocar 'Nápoles por Amsterdam...'.


Tanto en 'L'invitation au voyage', poema LIII de Les fleurs du mal (1857), dedicado quizá a su amante Marie Dubran -aunque la más célebre fue la mulata Jeanne Duval-, como en el XVIII y homónimo de los Petits poëmes en prose (1857-1967), Baudelaire siguió fielmente el consejo que su admirado Gautier le daba al 'pintor y poeta'; y olvidó las soleadas tierras sureñas del limonero y del naranjo por las nórdicas y brumosas flamencas. Como el mismo dijo en el prólogo de esta obra, dirigido a su amigo el editor Arsène Houssaye, la idea de componerle le asaltó hojeando Gaspar de la Nuit (1842) de Aloysius Bertrand, desconocido entonces y hoy olvidado, del que yo traté en el número 7 de 'Caminar Conociendo' recordándolo como el creador absoluto del 'poema en prosa'; y alguno de ellos son estampas flamencas que, en su ambiente interior, de ardenada domesticidad burguesa, o en los paisajes, como vistos desde una ventana, evocan las viejas 'tablas'.


Así, aunque apenas nada de ambas obras baudelarianas guarda semenjanza con la del malogrado borgañón, sin embargo, en país al que Baudelaire invitaba a su amada no es ya uno de los ribereños del Mediterráneo, con los que soñaba la Mignon goethiana, sino la nórdica y opulenta Holanda de 'soles mojados' y 'cielos brumosos', en cuyos canales se balancean navíos que vienen del confín del mundo con sus ricas mercaderías, en donde el sol poniente reviste ciudad, campo y agua con las tonalidades del oro y el jacinto, y en cuyas estancias de adornados techos, antiguos y lustrosos muebles, flores exóticas de sensuales aromas y profundos espejos, crean un ambiente en que





'todo es orden, beldad


lujo, calma y voluptuosidad'.





Como a su amada Marie, también a nosotros nos invita el poeta a viajar a este 'pays de Cocagne' -tierra fabulosa-, que puede ser considerado como 'el Oriente de Occidente, la China de Europa', porque en él -dice- 'la felicidad está unida al silencio'. A esta tierra, que no es la Holanda de los mapas, la poéticamente trascendida en donde Baudelaire encontró sus simbólicos 'tulipán negro y dalia azul'..., a este país, a este ámbito merece la pena acompañar en su viaje al primer gran simbolista, en estos tiempos de angustiosa ansiedad y vacua precipitación, porque allí 'las horas, más lentas, contienen más pensamientos' y 'los relojes tocan a dicha con una profunda y significativa solemnidad'.





Paz Díez-Taboada, profesora y poetisa





DE LAS PÁGINAS 6-7 DE LA REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO', NÚMERO 8 DE JULIO DEL AÑO 2.000





PÁGINAS ILUSTRADAS CON UN CUADRO DEL PINTOR IRANI HOSSEIN MAHJOUBI





Aquí la ilustraremos con unos caballos al galope, pues en el cuadro del pintor Hossein Mahjoubi aparecen caballos en galopada en un paisaje paradisíaco

miércoles, 18 de abril de 2007

Chester Himes: 'Un Ciego con una Pistola'

Chester Himes




'... y por último pensé que toda violencia desorganizada
es como un ciego con una pistola'



Chester Himes

PAZ DÍEZ-TABOADA: 'Invitación al Viaje'


Invitación al Viaje


de Paz Díaz-Taboada


Acompáñame, ven. Por el camino
encontraremos perros y cristales,
semáforos en rojo y, cerradas, las verjas
sobre jardines secos, en que la arena ahoga
los linderos bordados de flores humilladas.


Pero no importa. Ven. Encontraremos
rostros adustos, dientes como garras,
violentos gestos y feroces gritos...
Con manotazos bruscos tratarán de alcanzarnos.
Siempre juntos, tú y yo seguiremos la ruta,
sonrosada y alegre, que no marcan los mapas
sobre el gris del asfalto. A cada instante
nos propondrá el deseo de un alto vuelo.


Acompáñame, ven. Te invito a un largo viaje
contra el viento, sin coche ni maletas.
Dejaremos atrás placeres preceptivos
y a tanto triunfador con las cartas marcadas.
Buscaremosun norte. Buscaremos un alto
bosque frondoso y el rumor del mar.


Cercana ya la hora del silencio,
buscaremos el sol cuando derrama
y el ámbar de la luz sobre rocas y espumas.
Y alegre, brindaremos, con la mirada absorta
ante la inmensidad del mar y del olvido.


Paz Díez-Taboada es profesora y poeta. Su último libro, en colaboración con Miguel Díez, es La memoria de los cuentos'.


DE LA PÁGINA 7 DE LA REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO' NÚMERO 8 DE JULIO DEL 2.000

Estaf del nº. 8 de 'Caminar Conociendo'

Dirección y coordinación:

José María Amigo Zamorano


Redacción y maquetación:

José Mª Amigo

Roberto Campo

Carmen Tapia

Carlos Segovia

Puri Santamaría

Manuel Esteban

Félix Rosado

María Mateos

Luis Peris-Mencheta

Manolo Calvo


Portada y contraportada:

Manolo Calvo


Ilustración y fotografía:

María Mateos

Raquel Bouillón

Manolo Calvo

Calvo Moura

Gustavo Barbero


Patrocinan, colaboran o ayudan:

Ayuntamiento de Las Navas del Marqués

Colegio Público Vicente Aleixandre

Comisiones Obreras (CC. OO.)

D. Rafael J. Peña Manjón (Farmacéutico)

Vitalicio (seguros)

Cosas (moda y complemento)

Cafetería Europa

Churrería Las Navas

Jardin's Cafetería

Relojería Magema

Sastrería-Camisería José Mª Martín

La Tienda

Librería Azañedo

Librería Martín

Librería Ópalo (Ávila)

Librería Senén (Ávila)


Tirada:

1.500 ejemplares


Edita:

Junta de la Biblioteca

C/Francisco Segovia, 3

05230 Las Navas del Marqués (Ávila)

Teléf: 91. 897. 13. 36

Fax: 91. 897. 21. 20


DL: AV-176-94


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DE LA PÁGINA 2 DE LA REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO', NÚMERO 8 DE JULIO DEL 2.000


EN CADA PÁGINA DE ESTE NÚMERO, ILUSTRÁNDOLA, UN CUADRO DE UN PINTOR IRANÍ; ASÍ ESTÁN LOS SIGUIENTES: HOSSEIN MAHJOUBI, FAROK SHAHI, ABOLHASSAM KEYVAN, SEYYED JAMAL AL-DIN PIRKHEDRI, MORVARID ZARGAR, MODJGAN SHAJARIAN, FARIBA DASHTARAY, A'ZAM MADANI, MODGAN KHOSH-SOURAT MOZAFARI, MARYAM RA'IS ROHANI, FATEMEH ZARIZ, MERSEDEH SEDADI, SOUDABEH BAHARLOU Y MOHAMMAD-ALI TARAGHI-JAH

José María Amigo Zamorano: A Modo de Frontispicio



Verano, época de llevadas
A la memoria de Arsenio López, director de la revista 'Vela Mayor' de Anaya Educación, y colaborador de 'Caminar Conociendo'; muerto hace poco más de un año y que estaría preocupado por el hecho que comentamos

Viene el verano. Época de llevadas: las familias, vacaciones, los estudiantes, notas. Y con las notas comentarios. La palma se la llevan los que más suspenden. Hay profesores que aprueban a 4 de 40...

¿No habrá, ¡por Belcebú!, más de 4 justos en el reino estudiantil?...

Lo de la enseñanza activa, verían en esto una prueba del escolasticismo en la enseñanza; dirían que la vida no ha entrado aún en las aulas; que todo está congelado, ajeno al bullicioso correr de la vida...

Rodríguez Calderón y García Sestafe, autores de un libro de texto, 'Matemáticas participativas', -recomendado o exigido en el centro donde se hizo tal escabechina de alumnos- dice: 'No podemos cerrar los ojos ante el parnorama de los alumnos que nos llegan a las enseñanzas medias; la mayoría puede tener ciertos conocimientos, pero también la mayoría arrastra unas deficiencias...'; constatando que estas son, además, lingüísticas, concluyendo que: 'los dos componentes de toda clase, profesor y alumno, deben participar activamente, siempre de forma conjunta y organizada, para salvar esas deficiencias".

A los alumnos esa manera de 'salvar las deficiencias' 'de forma conjunta' le parecía excelente... si bien, constataban, que en su centro, dijeran lo que dijesen esos autores, no se hacía nada de eso...

Ante este hecho, surge de inmediato la siguiente pregunta: ¿qué es lo que lleva al profesorado, recomendando un libro tan sensato (creemos), como el citado más arriba, y después, al modo de las almejas, cerrarse en valvas suspendiendo a 36 de 40?...

Algunas respuestas nos vienen -sin agotar ni dar por cerrado el catálogo de las mismas- a saber: a) de raíz matemática; b) de orden estético; c) de carácter ecológico.

Analicémoslas:

a) De raíz matemática.

Partimos de que x - x1 = 0

Si a x, la sustituimos por su valor: impulso inicial; a la x1 la sustituimos por el suyo: impulso final; de modo que x - x1 = 0.

La fórmula tiene validez universal; puede aplicarse -siempre desde el punto de vista estudiantil-al caso de los de los 36 suspensos de la siguiente manera: si a una inclinación tendente a abarcar el mundo de las matemáticas (estudiantes) se le contrarresta con un lenguaje críptico (profesorado) de igual ángula de onclinación el resultado es nulo: movimiento de apertura - retroceso = encierro en valvas (retractil movimiento que se ha tomado de la observación de algunos mamíferos, pero puede observarse en otro animales no mamíferos). Unas ciencias se influyen en otras etc., etc., etc.

b) De orden estético

Matemática rima con Estética, pero... su versatilidad es grande: la raíz cuadrada es una longitud, la multiplicación una suma etc., etc., etc. (estos ecéteras indican los casos en que una operación puede disfrazarse de otra y queda muy aparente cuando no se saben más ejemplos); la suma de sumandos iguales (aritmética) puede crear figuras geométricas con una serie de números iguales como soldados desfilando een formación (arte militar)... sería distorsionada con una simple operación; ejem: número 40 (40 alumnos colocados en fila de 10 'diez' en 10 'diez') se le robaría su geometricidad poligonal cuadrilátera aplicándole una operación denominada sustracción (resta para los amigos): si le choriceamos a 40, un 1 o un 2 o un 3 (alumnos), su cuadrilateralidad quedaría hecha un adefesio; empero su entidad poligonal de cuatro lados volvería por sus fueros (un poco mermados, es cierto) si le restáramos el 4...

En fin... lo dicho: 'matemática rima con estética'.

c) De carácter ecológico

Conscientes algunos profesores de que el campo acstellano está quedándose vacío, desértico... sin labradores en suma... y comprometidos (como están) con su tiempo, contribuyen con su barricada inexpugnable a impedir la fuga de cerebros del campo.

'Tú -le dicen al estudiante- al pueblo; y no te muevas de allí; a conservar las esencias castellanas'

Queda guardado así el equilibrio ecológico; de la otra forma se produciría un gran impacto medio-ambiental; es decir le darían al campo, 'una h... tan fenomenal' que saldría por los aires volando como antaño el coche del Almirante, con lo cual entraríamos en la historia y... ¡ya sería la leche!

La complejidad del tema, al que se quería encerrar en simples cajones, vuela ahora libre de ataduras, como el coche del ilustre marino. El número 40 tiene su busilis y, como el hombre inventor, se ha rodeado de una erizada serie de defensas.

En fin: todo se puede explicar o justificar. Hasta lo más monstruoso. Felices vacaciones de verano y que disfruten con la lectura de la revista que, por otra parte, no trata nada de esto sino de Artes y de Letras.

José Mª Amigo Zamorano
Director de 'Caminar Conociendo'

DE LA PÁGINA 3 DE LA REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO', NÚMERO 8 DE JULIO DE 2.000

martes, 17 de abril de 2007

OVIDIO PÉREZ MARTÍN: 'Huellas en la arena: poesía y poetas'


Huellas en la arena: poesía y poetas

Por Ovidio Pérez Martín


No tengo ninguna veneración por la poesía, ni por los poetas, sí un gran respeto por ser la poesía un producto que brota en lo más digno del ser humano. Este hecho, y sólo él, me produce profundo respeto porque me parece que una de las tareas más esclarecedoras para conocer al hombre y un inmejorable método de descubrimiento del mundo y de quien lo habita.
Y digo esto porque, al hablar con la mayoría de las personas sobre poetas y poesía, lo primero que hacen es esforzarse en extirpar del hombre al poeta, como si el poeta fuese un quiste extraño incrustado en algunas personas. Ocurre a diario. Para la mayoría de los hombres, el poeta es un ente que está más allá del hombre. Y la poesía es un producto más allá de lo humano, una especie de entelequia.
Con este extrañamiento, esta expulsión de la poesía y del poeta más allá de las fronteras humanas –sacudirse el poeta que todos somos, parece una afirmación de hombría o de mujerío, y no es otra cosa que un cercenamiento de de la parte más incardinada en la propia humanidad-, la mayoría de las personas quieren escamotearse a si mismos. Es decir, se dan miedo ellos mismos y ese miedo les infunde miedo de los demás. Nunca el miedo es buen consejero.
A esta concepción del poeta y de la poesía como entelequia, o como cosa situada más allá del hombre y quizás de su naturaleza, como ente que habita en el confín de lo sobrenatural, han contribuido mucho ciertos poetas que se ven así mismos levitando, fuera del mundo y sus miserias. Esa es la miseria que padecen.
Para mi el poeta y su producto el poema son esencialmente humanos, y nada humano le es ajeno. Desde este nivel de hombre y obra humana el poeta y la poesía se ponen a la distancia precisa para tratar con él y con ella como es debido. Desde esta dimensión humana, el objetivo del poeta y de la poesía, entre otra infinidad de cosas, es rastrear y traer testimonio de esa zona del mundo que está más allá de lo conocido por la ciencia. Es decir, acarrea material, testimonios, de una parte misteriosa aún, no explicada todavía por la ciencia. De aquí que resulte dificilísimo explicarlo. Por ello el lenguaje poético es tantas veces, como diría San Juan de la Cruz, ‘un no sé que queda balbuciendo’. Supremo ejemplo del ‘balbuceo’ es César Vallejo. La palabra poética está en él preñada de significados y su presión rompe a veces la estructura de la frase. Pero ¡qué poesía tan verdadera! Muchas veces el poema no puede ser claro. Solo es posible vislumbrar. Cuando el lenguaje oscuro es verdaderamente poético no es rebuscado, es el único lenguaje preciso.
La tarea del poeta es solo comparable a la de los antiguos navegantes que ponían su barco rumbo a lo desconocido, y, una vez recorrido ese continente virgen, el regreso al lenguaje, a lo convencional, hay que adivinarlo en los signos que el azar nos va enviando. No hay posibilidad de ser claro, sería una traición a la verdad, solo hay posibilidad de balbuceo. La claridad está, precisamente, en esa misteriosa evocación.
Esto último lo ilustra el poema Niños del parque de Manuel Machado que copio a continuación:


Esto es sumamente serio
Y encierra un misterio grave.
La fuente tiene un misterio:
Dice… lo que el niño sabe.
Porque él lo sabe; y, atento
A la parlera corriente,
Tiene lleno el pensamiento
Del discurso de la fuente.
Pero tú no entenderías
La voz demasiado oída.
Eso no se entiende más
Que al principio de la vida.


Esa razón tan clara de la fuente –del arroyo, del río, de la fuente- que solo puede balbucirse… Solo en su voz puede entenderse. Decía Juan Ramón Jiménez: ‘Río mío de mi huir, salido son de mis venas’ y también: -‘¡oh mar, amor!’-. Balbuceos.
Recuerdo las páginas del Diario de Colón, en los días anteriores al 12 de octubre. Son páginas que recogen los signos, insignificantes las más de las veces, que escriben en el agua o en el aire la inminencia de algo absolutamente nuevo que va a surgir de un momento a otro.


‘Lunes, 8 de octubre. Los aires muy dulces, como en abril en Sevilla, que es placer estar a ellos, tan olorosos como son. Pareció la hierba muy fresca; muchos pajaritos (de campo, y tomaron uno), que iban huyendo al sudeste, grajos y ánades y un alcatraz.
Martes, 9 de octubre. Toda la noche oyeron pasar pájaros.
Jueves, 11 de octubre. Vieron los de la carabela Pinta una caña y un palo, y tomaron otro palillo labrado a lo que parecía con hierro y un pedazo de caña, y otra hierba que nace en tierra, y un palillo cargado de escaramujos. Con estas señales alegráronse todos.
El Almirante a las diez de la noche, estando en el castillo de popa, aunque fue cosa tan cerrada que no quiso afirmar que fuese tierra. Era como una candelilla de cera que se alzaba y levantaba.’


He querido copiar esta larga cita porque pocas veces se han escrito palabras tan llanas con mayor carga emotiva. Al menos a esta distancia de siglos a mi me parece. Posiblemente en aquellos momentos no lo eran tanto, acosados los marineros por el deseo de llegar a la tierra lo antes posible.
La poesía es una expedición a esas geografías desconocidas, a islas que, a veces, ni siquiera existen, a lugares donde no es posible hacer pie, a estados de ánimo que, si bien muchos han experimentado, nunca han sido hollados por la escritura.
En las expediciones a esas fronteras muchos se pierden, muchos no encuentran nuevas islas, no digamos ya continentes, muchos vagabundean por territorios ya conocidos. Muchos se pierden, no hay brújula, ni sextantes, paralelos, ni meridianos. No hay agujas de marear, no hay coordenadas para la poesía. Tan solo existen las estrellas. Tan solo si encuentras en SOS apropiado, la isla donde agarrarte, la palabra que expresa esa agonía, te sientes recobrado. Al fin y al cabo la poesía no está en los versos, en la materialización de la trama de tinta. La escritura, esa parte oscura que contrasta con la blanca superficie de la página, es como la tela de araña para atrapar la poesía.
La poesía es el riesgo, esencia de la aventura, que todo expedicionario corre, encuentre mundos nuevos, viejos, se pierda, o vuelva con las manos heridas.
Y es también otro riesgo de esa aventura quedarse desnudo, a la intemperie, ante los demás, con todas las erupciones que ello provoca, acostumbrados como estamos a aparecer vestidos, profundamente convencidos de nuestra fealdad –ese sentimiento de culpa- que, casi siempre, no es otra cosa que miedo a la belleza de la verdad, a presentarse tal cual.
Otro riesgo corre el que escribe: descubrir su pensamiento y su intimidad. En una sociedad que cultiva las apariencias, que se cubre hasta quedar disfrazados -¿tanta vergüenza sienten de si mismos?- a quien se cómo es, cómo piensa, se le apunta con el dedo, a veces, con la piedra.
Sólo escriben y opinan los que sienten vergüenza de ser hombres y como tales presentarse.
Hay que escribir como quien extrae mineral de una roca. El pico, la pluma, hiere una y otra vez esa superficie absolutamente callada para extraer la palabra.
Escribir poesía, por eso es algo de mucho riesgo y la mayoría de la gente, por no creerlo, lo despachan como entelequia, y al poeta, como ovni, objeto volante no identificado. Del riesgo que supone escribir es testimonio el libro La prisión donde escribo publicado por el PEN, en el que se hace una antología de textos de escritores encarcelados. En el prólogo, Joseph Brodsky, encarcelado, exiliado y premio Nóbel, dice: ‘En el siglo XX, la reclusión de escritores se da por sentada en todo lugar. Apenas si cabe mencionar un idioma, por no halar de un país (¿acaso Noruega?), cuyos escritores hayan quedados eximidos de la práctica’. Y, entre otras cosas, añade: ‘De hecho, escribir –mejor dicho componer mentalmente- poesía formal puede recomendarse en la reclusión como una suerte de terapia, al igual que las flexiones y las duchas frías’. ‘Este libro representa una antología de llamadas de auxilio, recibidas o ignoradas durante la mayor parte del siglo por los trasatlánticos de lujo que por casualidad pasaban por la zona del naufragio’. ¿De qué manera tan frágil están hechos algunos poderosos? -¿todos quizás?-, destacando sobre los demás los dictadores, para temer a los que escriben que, si bien pueden llegar a ser tigres, son solamente tigres de papel? Pero también cabe preguntarse: ¿qué poder tiene la palabra, hablada o escrita, para hacer temblar a los poderosos hasta el punto de privar de libertad a los que la utilizan? Claro que los poderosos quisieran tener, sobre todo, para su satisfacción, autoridad sobre el pensamiento de las personas. Y aun no se ha inventado un arma para doblegar el pensamiento. Aunque sutiles y terroríficas torturas ya existen. Y aquí pido, para no ir destripándolas una a una, que recuerde cada uno aquellas que se han ido utilizando en las últimas décadas. (Unos minutos de silencio). Después del estupor que cada cual habrá sentido, sigamos.
Claro que no todos los que escriben corren riesgos, si no loquera, y terrible, el perder su propia identidad, que es encarcelarse a si mismo. Aquellos que se ponen al servicio del poder y se comportan como señoritas de compañía suelen sacarle algunas glorias y algunas monedas al señor. Migajas solamente ante el propio y atroz suicidio intermitente. Es terrible haberse suicidado y seguir vivo.

Ovidio Pérez Martín es profesor y poeta.

SACADO DE LAS PÁGINAS 14-15 DE LA REVISTA ‘CAMINAR CONOCIENDO’, NÚMERO 8 DE JULIO DEL 2.000

Encabeza el artículo, ilustrándolo, una pintura en blanco y negro de del pintor iraní Farokh Shahi