Es imposible
vivir con esta
tosca mano que yace
sobre la mesa.
¡Pronto! ¡Córtala!
Pícala
y arrójala
al océano.
Con tiempo, con esperanza
y sus intrincadas maniobras
otra mano va a surgir,
pura, transparente como el vidrio,
y se soldará a mi brazo.
Mark Strand
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