Kafka
¡Corre, adelanta,
que el tiempo
ni te aguarda,
ni te espera!
Una desazón te aguija,
te acañaverea.
¡Corre,
que té quedas
sin tiempo¡Corre, adelanta,
que el tiempo
ni te aguarda,
ni te espera!
Una desazón te aguija,
te acañaverea.
¡Corre,
que té quedas
con tu aflicción menuda
a cuestas!
Y Él te alcanza,
te aventaja,
te abandona
y desampara.
Te deja,
despiadado,
en la soledad más sola,
donde no hay
ni viento ni veredas.
¡Corre, trota,
que el tiempo
no te espera!
Y te aguija
y te acañaverea.
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