Silencio
de Carlos Aganzo
Silencio 1
Aquí, donde me ubico
el agua duerme quieta
en su sueño de octubre.
Un tren canta muy lejos
su ensalmo viajero.
Las voces llevan ecos
que ya no reconozco.
Aquí, donde me habito,
las nubes van despacio
para no ofender al aire.
Los días no tienen cifra.
Los pies están descalzos
de oro y vanidades.
Dejo caer los ojos
sobre el dulce horizonte
que precede al olvido.
Aquí, donde me pierdo,
un tren canta muy lejos,
su terne letanía.
¡Decidles que no vuelvo!
¡Decidles que he perdido
mi nombre en cualquier parte!
Mejor no decir nada.
Gana un paso la sombra.
La luz se acerca un paso.
Me instalo en el silencio.
Dejo pasar la tarde,
hasta el fondo, en la casa.
Silencio 2
Cinco segundos pido,
nada más, de silencio.
El tiempo suficiente
de ver cerrarse el mundo
sobre sus cien bisagras.
Cinco enteros segundos
de verdad, de alegría.
De oscuridad, de olvido...
El tiempo imprescindible
de pronunciar tu nombre,
de pronunciar el mío y dejarlos
sonando en el silencio.
No más. Cinco segundos.
Antes de abrir de nuevo las esclusas
de la vida o acaso
(¿no es igual?) de la muerte
DE LA PÁGINA 23 DE LA REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO', Nº 8 DE JULIO DE 2.000
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