de Jon Andoni Goikoetxea
El hombre en la barrriga del dragón
pegando puñetazos contra el ácido clorídrico.
El hombre retorciéndose con dolor de inteligencia
porque los microbios ordenan la parálisis.
Al hombre se le prohibe serlo.
Al hombre le arrastran con violencia.
Se quiere matarle antes que sea.
Se quiere atornillarle a uans placas de tungsteno.
Se le quiere maltratar el aliento.
Se le quiere corromper el ideal.
Se le ordena bailar con la muerte
por capricho de una noche de vino.
Se le ordena patinar sobre el infierno
como exponente de ideal de alucinado.
Contempla cómo mueven las manos con amistad de garra,
cómo llevan las malicias más allá de donde llega,
cómo corren las persianas para no ver,
cómo quieren cambiar de la noche a la mañana
todas las puertas de todas las casas de todas las ciudades.
Se trata de la noche en el espacio concentrada.
Se trata de la sábana ennegrecida por el uso.
Se trata de la piedad cínicamente expuesta.
Se trata de la escopeta persiguiendo al gorrión.
Las nubes puestas en la mano de la fiera
escupen a 100 grador para pintar pieles de cangrejo.
Las narices echan sangre
esperando disminuir una tensión innecesaria.
Las tardes vierten su interés al pasado y al futuro.
La infraselva debiera sucumbir.
Pero sigue caminando
mientras se anhela su mortal choque contra el muro de la paz.
Jon Andoni Goikoetxea
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