NAVEROS EN LA COLUMNA MANGADA
(VII.-MILICIAS CASTELLANO-LEONESAS EN LA COLUMNA MANGADA)
(VII.-MILICIAS CASTELLANO-LEONESAS EN LA COLUMNA MANGADA)
Esta columna, al mando del teniente coronel Julio Mangada y organizada en los primeros días de la sublevación en Madrid es, sin duda, una de las más conocidas unidades republicanas, que alcanzaría aureola de prestigio inmediatamente y una popularidad notable a raíz de las incursiones realizadas en la provincia de Ávila entre julio y octubre de 1936, acaparando los escasos éxitos militares republicanos en los primeros compases de la contienda.
Su interés para nosotros reside en que, actuando en el sur de Ávila, con frecuentes desplazamientos, estableciendo allí una línea de frente, aglutinó, como veremos, efectivos cuantiosos de milicianos abulenses. En general, actuó en las estribaciones de la Sierra de Malagón hacia el Sur, pasando sobre el Alberche hasta El Tiemblo, en la bajada de la Sierra de Gredos por el puerto de la Excusa. Ocupó diversos pueblos de la zona, entre los cabe destacar: Cebreros, El Tiemblo, Herradón, San Bartolomé de Pinares, Hoyo de Pinares, Navalperal, Navas del Marqués(sic) y los pasos de Excusa, El Boquerón y La Cañada.
El origen de la columna está en la organización, el 19 de julio, del primer batallón de Milicias, el ‘Asturias nº 1’, integrado por los mineros asturianos llegados a Madrid desde Oviedo y con los que se neutralizó la rebelión de Campamento. A este primitivo núcleo, que se instruye en la Casa de Campo, se añaden en los días siguientes algunos grupos de Guardias(sic) civiles y de Asalto, junto a contingentes milicianos de la zona del Puente de Segovia.
Con estas fuerzas parte hacia Gredos, siguiendo la carretera de San Martín de Valdeiglesias. El día 22 de julio llega a Cebreros y El Tiemblo y, al día siguiente, toma Navalperal. Reducida la Guardia Civil de Navas del Marqués (sic), prosigue su avance, encaminándose al importante nudo de comunicaciones de Villacastín, que ocupa en día 24. Tras desistir de un primer intento de dirigirse hacia El Espinar, regresa a Navalperal, donde instala el puesto de mando de la Columna. En los últimos días de julio domina la comarca de Arenas de San Pedro, controlando la zona hasta el Puerto del Pico. Aquí termina la labor ofensiva de la Columna Mangada, limitándose en adelante a repeler el empuje de las fuerzas rebeldes, siendo los ataques más duros los de la Columna Doval en los primeros días de agosto y del regimiento Farnesio de Valladolid, a partir del día 19, ambos frenados con éxito.
Durante este tiempo se fueron incorporando nuevas fuerzas a la Columna Mangada, entre ellas un batallón de infantería, los batallones de milicianos ‘Fermín Galán’, ‘Capitán Condés’, ‘Sargento Vázquez’, ‘Largo Caballero’, ‘Cataluña’ y ‘Alicante Rojo’, que se unen a los primitivos ‘Asturias nº 1’, ‘Aida Lafuente’ y ‘Pueblo Nuevo-Ventas’.
En total, y según los datos aportados por la Comandancia Militar de Milicias, la columna llegó a contar con unos 6.000 hombres a comienzos de octubre, después de los 2.500 que contaba en los primeros días de agosto. Sus batallones tuvieron bastante movilidad, incluso algunas de sus fuerzas operaron a primeros de septiembre en el frente de Talavera y, posteriormente, en noviembre, en la defensa de Madrid.
En las tierras controladas por las fuerzas de Mangada no hubo, sin embargo, una línea de frente muy definida, lo que facilitó la permeabilidad de las líneas y la llegada al campo republicano de numerosos evadidos. En octubre las fuerzas de Mangada abandonaron Navalperal con el derrumbamiento del frente de Ávila. Estas fuerzas serán la base de la 32 Brigada Mixta, que manda Nilamón Toral.
La Columna Mangada, como dijimos, fue incorporando durante sus incursiones diversos contingentes de milicianos de las localidades abulenses bajo su control (A); concretamente sabemos de la participación de voluntarios de El Tiemblo, Cebreros, Hoyo de Pinares, Navas (sic) (¿Las Navas del Marqués?) y Navaluenga.
El relato de Artemio Precioso, coincide con este extremo al decir que ‘en la Columna Mangada a mediados de agosto había varias compañías de milicianos locales’ (34). Cuando analizamos en otro lugar estas milicias locales, hacíamos referencia al testimonio de un miliciano del Tiemblo, Marcelino Varas, quien recordaba la llegada de Mangada a al localidad, sometiendo a los guardias civiles sublevados y entregando las armas a la milicia local, cuyos voluntarios se integraron en su mayoría en la Columna y estuvieron combatiendo en la zona hasta el mes de octubre.
Otro testimonio, esta vez escrito, coincide en señalar esta situación, asegurando que en los días inmediatos a la sublevación se presentó una comisión de El Tiemblo en la Casa de Campo de Madrid a comunicar la sublevación de la Guardia Civil y solicitó de Mangada que acudiera en socorro de El Tiemblo y Cebreros (35). También conocemos la existencia en esta columna de una compañía de milicianos de las Navas del Marqués (sic), con efectivos de 120 hombres (36). Asimismo, una ‘tropa’ destacada en San Bartolomé de Pinares con vecinos de Cebreros. La Columna contó, además, con una compañía de campesinos de Hoyo de Pinares, compuesta por 70 hombres (37) y con unos efectivos guerrilleros campesinos de 100 hombres en los altos de Navaluenga (38).
Notas:
(A) posiblemente entre ellos estaría el famoso guerrillero navero Florencio Moral, conocido por el sobrenombre de ‘El Murallas’ que, al parecer, tuvo en jaque al ejército rebelde y que, según el sentir de muchos naveros, de su fama de arrojado y valiente se aprovecharon otros cometiendo tropelías que luego le atribuían.
34. Precios, Artemio: Relato sobre la Guerra de España. Archivo del Comité Central del PCE (APC). Tesis y Manuscritos. Carp. 50
35. Benavides, Manuel: soy del Quinto Regimiento, APC, carp. 31.
36. APC, carp. 54.
37. SHM-AGL, 97, 967, 4.
38. Benavides: Ob. Cit.
DEL LIBRO ‘HISTORIA Y MEMORIA DE LA GUERRA CIVIL’ – ENCUENTRO EN CASTILLA Y LEÓN
Salamanca, 24-27 de septiembre de 1986 – Coordinador: Julio Aróstegui
Valladolid, JUNTA DE CASDTILLA Y LEON (Consejería de Cultura y Bienestar Social), 1988. Tomo II, pags. 323 y 324.
(EN ‘FONTANA SONORA’, SUPLEMENTO DE LA REVISTA ‘CAMINAR CONOCIENDO’, Nº 8, DE JULIO DE 2.000. PÁGINAS VI y VII)
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